Recomendamos
revisar minuciosamente el BLOG de nuestra Plataforma Coca Orgánica
Libre e Informada con casi 50 documentos, videos, cartas, y audios que
hacen HISTORIA, producto de aportes de un equipo interdisciplinario de
estudiosos y productores de Coca Orgánica.
COLI
es un colectivo interdisciplinario de afinidad y colaboración entre
investigadores, activistas, productores y consumidores de coca, para
contribuir a la implementación de otra política de coca y sustancias
controladas, desde la sociedad civil, de manera autónoma y fuera de los
enfoques prohibicionistas.
La
táctica de COLI también es una estrategia. Las actividades que realiza,
cómo las hace, con quienes las desarrolla, su ética, en un proceso que
busca coherencia de medios y fines. Así se explica que priorice trabajar
y/o cooperar, más que con políticos, elites dirigenciales o el Estado,
con productores, organizaciones sociales de coca y consumidores, así
como con afectados por las políticas de coca y sustancias controladas,
del Estado boliviano.
La experiencia de los miembros de COLI ha mostrado las limitaciones del trabajo de incidencia en el Estado y las políticas públicas como horizonte de acción primordial. Lo que funciona es el trabajo con la gente de abajo,
MARCO INTERNACIONAL:
“Las políticas de drogas se han centrado tradicionalmente en los principios de disuasión, a través de duras leyes prohibiendo la producción, la distribución y el uso de drogas e imponiendo severos castigos en aquellos involucrados en el tráfico de drogas. Se creía que las amenazas de tales castigos reducirían, y eventualmente eliminarían el mercado global de drogas.
Ahora se ha reconocido que este enfoque ha fracasado a la hora de reducir la escala del mercado de drogas y también ha conllevado severas consecuencias negativas. Estas incluyen, entre otros daños, la imposición de penas altamente desproporcionadas sobre pequeños infractores (incluyendo la pena de muerte), la sobrepoblación carcelaria, la detención forzada para las personas que usan drogas en el nombre del tratamiento, etc.“ (International Drug Policy Consortium)
MARCO NACIONAL
o Pese a la llamada “nacionalización” de la Política contra las Drogas en Bolivia, su aplicación en la práctica significa una continuidad del modelo prohibicionista que en el fondo sigue favoreciendo al negocio de las redes (inter)nacionales de narcotráfico, mientras una judicialización de los problemas vinculados a la producción, distribución y consumo de drogas en muchas ocasiones afecta y recae directamente sobre los usuarios –consumidores -microtraficantes.
o Más allá de cifras y datos sobre incautaciones, detenciones y control de corrupción, existen evidencias de sobra en comunidades, cárceles, escuelas, familias, sectores de salud, hasta en esferas del poder político, que el problema del narcotráfico en Bolivia campea, crece y destruye cada vez más el tejido social, a pesar de la generación considerable de ingresos j
o Pese al cuestionamiento sobre las políticas de drogas planteadas en el mundo y algunas reformas innovadoras en Europa y América Latina, las recientemente aprobadas nuevas Leyes “General de la Coca” y la de “Sustancias Controladas” en Bolivia -que en teoría buscan reemplazar a la “draconiana” Ley 1008 de 1989- se enmarcan en el mismo enfoque de control estatal y prohibicionista de esa “guerra falsa” que ya data de más de 30 años atrás. Las leyes no fueron discutidas por la sociedad boliviana, causando no solo movilizaciones y malestar en diferentes sectores de la población, sino mayores divisiones y sentimientos encontrados en contra de productores de coca e incluso contra la misma hoja de coca. El proceso de redacción de la “reglamentación” de ambas leyes resulta ser un saludo a la bandera.
o La industrialización de la hoja de coca (orgánica) fracasó, mientras los instrumentos legales para una comercialización a nivel nacional y hacia el mercado internacional -antes de beneficiar y estimular una producción orgánica, afectó en la práctica a miles de productores de zonas tradicionales quienes hoy por hoy se ven empujados a producir para el narcotráfico.
o La erradicación de la hoja excedentaria sigue siendo una farsa, que solo sirve para nutrir un discurso internacional y que cuesta ingentes cantidades de dinero en mecanismos represivos. Cada año se “erradica” 10.000 hectáreas de coca, mientras en la práctica se planta la misma cantidad. A su vez el énfasis de la erradicación en zonas “tradicionales” de la hoja de coca afectó a poblaciones enteras en Yungas de La Paz y Yungas de Vandiola.
o En resumidas cuentas, el control de sustancias estupefacientes no parece alejarse de la herramienta penal como principal respuesta del gobierno boliviano, mientras el llamado “control social” de la producción y comercialización de la hoja de coca – aunque fue un instrumento oportuno para parar la intervención violenta en las zonas cocaleras (sobre todo en Chapare)- hoy por hoy permite una expansión de la hoja de coca dirigida al narcotráfico sobre todo en zonas cocaleras de Chapare.
o El consumo de coca fumigada, con efectos nocivos sobre la salud y la naturaleza, va en aumento y la población acullicadora desconoce que se está envenenando.
Contacto COLI - Cochabamba:
71765036
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