jueves, 26 de enero de 2017

La erradicación de los cultivos de coca en tiempos de Evo

Maria Lohman
La historia de la “erradicación de la hoja de coca” se inicia a fines de los años 80 con la draconiana Ley 1008 (fabricada en Estados Unidos) que crea la diferencia entre la hoja de coca tradicional (12.000 hectáreas) y la hoja de coca excedentaria o “ilegal” en las zonas del Trópico de Cochabamba.


Desde esos años hasta fines de siglo XX, los diferentes gobiernos neoliberales – en el marco de la (falsa) “Guerra contra las Drogas” buscaron aplicar Planes de “Dignidad” y de “Coca Cero”, que apuntaban a erradicar no solo a la hoja de coca, sino a los pobladores de las diferentes zonas cocaleras en Bolivia.


Fue una erradicación violenta, que cobró decenas de vidas, violación de espacios políticos, sindicales y familiares, habiendo desatado una serie de protestas, marchas y por ende un impacto político, que –sumado a otras movilizaciones populares - llegó a un triunfo electoral de uno de los líderes más importante del movimiento cocalero, el actual presidente Evo Morales, quien después de 10 años en la presidencia aún continúa siendo dirigente de las 6 Federaciones del Trópico de Cochabamba (zona “excedentaria”).
Durante el periodo del Presidente Evo Morales hay una política especial para la protección de la coca, con la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional el año 2009.

La “protección” por cierto se dio mediante una nueva “Política Nacional de Lucha al Narcotráfico y Revalorización de la Hoja de Coca”, que se basa en cuatro pilares de acción: El Desarrollo Integral con Coca, el Control Social, la Prevención y la Interdicción.
Habiendo logrado a nivel internacional un reconocimiento de la hoja de coca y el desarrollo de un instrumento de “control social-sindical” – el “cato” de coca (una medida de 40 por 40 metros) y un sistema de biometrización- para controlar la cantidad de plantaciones de coca, en la práctica las zonas más afectadas por las tareas de “interdicción fueron justamente las zonastradicionales.

Bajo el argumento que la coca tradicional (en realidad la “originaria y ancestral”) se encuentra en las áreas protegidas, se les aplicó en forma drástica la erradicación y se les obligaba a registrarse en el sistema biométrico.
Así observamos en el siguiente cuadro del Informe de la UNODC (julio 2016) cómo fue aplicado la llamada “Racionalización/Erradicación” en Yungas y el Norte de La Paz y en “otros departamentos” (Yungas de Vandiola de Cochabamba), sobre todo a partir del año 2010.

Esta situación causó bastante molestia entre los productores de las zonas tradicionales, quienes a partir de 2013 empezaron a reunirse y a organizarse en una “ALIANZA” nacional de productores de la Hoja de Coca de las Zonas Ancestrales y Tradicionales de Bolivia. 

Merece un seguimiento y análisis aparte el devenir de estas luchas en contra de esa erradicación dirigida; los avances, las derrotas y sobre todo las expectativas de los productores de coca.

Como también la situación de la erradicación/racionalización en la zona del Trópico de Cochabamba, donde constatamos en entrevista con sus productores de coca que existen tres formas de erradicación:
. La interdicción estilo forzoso
. El control social sindical con el cateo
. La erradicación “política” (ahí donde existen discrepancias con el MAS)
. La “erradicación” por plagas o enfermedades en las plantas
Finalmente, en esta nota queremos dejar establecido esa extraña relación entre coca sembrada y coca erradicada.

En los siguientes cuadros podemos observar que la superficie sembrada con hoja de coca a nivel nacional ha ido en aumento ligeramente desde el año 2006 (27.900 hectáreas) hasta llegar a un máximo de 31.000 hectáreas en el año 2010. A partir de esa fecha la superficie sembrada ha disminuido hasta llegar a las 20.200 hectáreas en el año 2015; cifra que está muy por debajo del promedio de las hectáreas de coca cultivadas en Perú (40.300) y en Colombia (96.000 hectáreas).

En los siguientes cuadros podemos observar que la superficie sembrada con hoja de coca a nivel nacional ha ido en aumento ligeramente desde el año 2006 (27.900 hectáreas) hasta llegar a un máximo de 31.000 hectáreas en el año 2010. A partir de esa fecha la superficie sembrada ha disminuido hasta llegar a las 20.200 hectáreas en el año 2015; cifra que está muy por debajo del promedio de las hectáreas de coca cultivadas en Perú (40.300) y en Colombia (96.000 hectáreas).

A continuación reproducimos del Informe de las Naciones Unidas (2015) la figura 25 que muestra año por año este proceso de disminución del cultivo de la hoja de coca.

Lo que merece una mayor explicación es la relación entre la superficie sembrada y las hectáreas de coca erradicada, que suman en los últimos 10 años un total de 86.378 hectáreas (es decir un promedio de 8.637 hectáreas erradicadas por año). Esa cantidad hubiera dado fin a 4 veces la producción de la hoja de coca en Bolivia, pero en la práctica sólo hubo una reducción de 7.700 hectáreas en esos 10 años.

¿Esto qué significa? Sencillo. Cada año los productores de coca plantaron nuevamente -más o
menos- la misma cantidad de plantas de coca que erradicaron. Es decir que -más allá de tanto discurso, esfuerzo, movilización y gastos para un impacto mínimo- la realidad de la erradicación es engañosa.

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